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Llegan los japones by moto enduro senegal

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playadel48

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Recordé el chiste del japonés violado que no pierde la educación y decidí cambiar de estrategia.

Nos levantamos temprano, eso si, pero desde un primer momento tomé el control de la situación. Prohibí los GPS. Lo de salir a las 8 se lo voy a consentir, ya me he acostumbrado. Si queréis las etapas de 2 en 2, os las voy a dar. Para empezar, 150 km de carriles.

Para desayunar a media mañana, los llevé a comer a los sitios mas cutres, donde tardaban en servir, para romperles el ritmo. Yo ya no tomaba cerveza. Dejamos de hablar. Repostamos sin acordarnos de la asistencia.

Y entonces los metí en un infierno de acacias. Les dije que tuviesen cuidado con las espinas. Lo dije una sola vez y no les di ninguna otra explicación. Hay que conducir como en motocross, acelerando y frenando mucho. Cuando pasas junto a dos acacias que te cierran el paso, vas parado, mirando cada rama. Pero cuando las pasas tienes 100 metros libres, donde enchufas, hasta la próxima encerrona, donde a lo mejor no hay que parar del todo. Les cogió de nuevas y se arañaron bastante, se cayeron y se volvieron a caer, pues el suelo era pedregoso y a veces había que pararse casi por completo.

Por primera vez los vi serios. Vislumbré una posibilidad de victoria y decidí ser implacable. Me encontraba en una zona conocida. Desde que se declaró la guerra abierta he aplicado el principio de minimizar la energía. Y aunque ya no me quedan muchas, el enemigo no lo sabe.

Tomamos un camino de algo más de un metro de ancho, flanqueado por acacias y por cactus, reforzados por las empalizadas de pinchos que los campesinos ponen para delimitar sus terrenos. De primera no se cambia nunca. La recta mas larga es de 60 metros y la primera, con el desarrollo que uso, que es más largo que la segunda de fábrica, anda mucho. Se sale siempre con embrague. Yo peso poco, llevo una SX 525 y salgo de las curvas casi parado relativamente bien. En ese terreno la ventaja del que sale primero es enorme. Al salir de parado es normal dejar al de delante 5, 10, 15 segundos. Cuando se toma velocidad la gente de atrás tiene que ganar segundos para acercarse y mantenerse a 3-4 segundos del de delante, que es lo mas cómodo para que te marque el terreno.

Si a los pocos minutos el primero se para, para volver a arrancar ligerito a los 10 segundos, destroza al grupo, porque el último se parará casi un minuto, quizás más, que a la fuerza tiene que ganar en los próximos 5 minutos. Me aplique con saña. ¿Queréis moto?, pues toma moto.

Nos paramos a descansar. Se habían caído mucho. Todos tenían pinchazos de acacia. Hablaban entre ellos. Se enseñaban los desollones en los costados y en las rozaduras de los petos. Otro mas tenía una muñeca hinchada. Había apoyado la mano en una piedra al caerse. Desde la atalaya de la meseta de mas difícil acceso, se ve toda la península de Dakar, con el mar al norte y al sur.

Ninguno lo miro. Sólo los elegidos pueden ver sólo belleza en la belleza, decía un escritor de cuyo nombre no me acuerdo. Tampoco me miraban a mi. Ahora su sonrisa no tendría sentido, porque yo podría responderles con una carcajada andaluza.

Su punto flaco está ahí, a la vista, y yo sin darme cuenta. Los puede su vanidad, y ante cualquier cosa que alguien hace mal, disfrutan regodeándose de la incompetencia planetaria. Pero si ellos lo hacen mal, deben pagar la penitencia purificadora de los remordimientos. Ese expiritu hace sin duda que ciertas veces alcancen la excelencia. Pero, ¿Es vida? Ya he aprendido a devolverles las sonrisa.

Llegando al albergue por la tarde, uno de ellos tiene mal la muñeca. Veremos a ver. Se pone crema, se la venda y decide esperar a mañana, sin ir al médico. Una de las motos arranca mal, arranca muy mal. No se si es buena idea intentar un reglaje de válvulas siendo de noche y teniendo poca luz. Estamos todos rotos. Por primera vez muestran claros signos de desfallecimiento. No hacen fotos. Cenan con calma. Casi no hacemos planes para mañana.

Nos levantamos a las 7 y el japo tenía la muñeca muy hinchada. Son las 8 y no tienen prisa por salir. Me doy cuenta de que están cansados, con dos totalmente fuera de juego y los demás con múltiples magullones y pinchazos. Todos tenían las muñecas doloridas por coger el manillar demasiado fuerte por la arena. Les hice un resumen. Han pasado 4 días. Hemos hecho 1.400 km, todo por campo. Les pregunté qué querían.

Se miran, hablan entre ellos y de pronto flota en el ambiente de que todos estamos hasta los huevos de moto. Sabíamos que la faena estaba hecha. Lo habían querido así. Un minuto después me dicen que se alquilan dos 4X4 y se van a Gambia y Casamance.

Creedme si os digo que en el mundo hay un montón de gente con pasta. Con mucha pasta. Pero que no sabe vivir, tomarse las cervezas con calma, relajarse, charlar, contar anécdotas. Mientras fotografiaban el paisaje, descubrí que ni siquiera lo miraban.

Cuando llegué a Dakar, la almohada y el detallazo de darme un pastón por un trabajo que no había terminado diluyo el odio que les tenía como el azúcar en agua caliente. Cuando me paré a pensar que me habían pagado 2.000 eurazos por barba por 4 días, empecé a comprender su altivez y sus motivaciones. Habían pagado por sufrir y los hice sufrir. Las piedras y las acacias eran parte del trato.

Voveran a Japón con sus lesiones, sin las cuales el viaje no habría tenido todo el sentido para ellos. Necesitan pruebas más sólidas que las fotos, que en su país circulan por billones.

A su vuelta los acompañé al aeropuerto y nos despedimos amablemente. A ellos también los vi distintos. Mirándome de tu a tu, sin altivez, recortando las distancias al espacio reservado a la camaradería. Las sonrisas, de todos, eran distintas, con sentimientos, sin duda de cariño, y de respeto. Me preguntaron si yo no me caía nunca, y les dije que si, que una vez por cada 100 accidentes de mis clientes. Yo decía la verdad y me creyeron. Nos dimos un abrazo y a los no lesionados, un apretón de manos. No habéis podido conmigo, colegas.

Fin.

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Gracias compañero a sido refrescante , en pleno mes de agosto tórrido....

Tenemos en cuenta que el Japo es un pueblo muy muy currante y disfrutan solo de 15 días de vacas año, y cuando planean van a saco de emociones y de pasta , sin duda de los mejores turistas que hay.

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  • 1 month later...

Que buenas son estas historias (cuentos prehistoricos y historias de años modernos) del gran rafa de motoendurosenegal ) ,lo mejor del foro sin ninguna duda ,historias para degustar y paladear tranquilamente leyendolas varias veces para no perder detalle

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