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Crónica Copa TT Mondoñedo.Sigue estando Dios de nuestro lado

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Ánimo Rtorres, espero que te recuperes pronto, yo estuve corriendo y a día de hoy todavía siento cada uno de los músculos (no sabía que había tantos...), además de llevar toavía restos de botánica incrustados por los brazos y manos (no hay manera de sacarlos), así que después de tu tortazo no me quiero ni imaginar que cuerpito tendras :wink: .

Es la segunda carrera de mi vida, y la primera de la copa tt 4 estaciones, y jamás pense que acabaría disfrutando tanto de mi moto y del ambiente, y encima le tengo que sumar el leer tu crónica (que espero acabes pronto :) ) que me hace revivir ,como si volviese ha estar en Galicia cada momento, casi con la misma intensidad que estar montando.

Gracias por hacer más grande este deporte

Saludos y a por la siguiente.

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Hola Rafa, me alegro que estes bién y que todo quedara en un susto de los gordos.

Gracias por mencionarme en tus crónicas que son cojonudas como siempre y por tus consejos en carrera de los que he aprendido mucho.

Espero impaciente la continuación.

Un abrazo.

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:shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock:

cada dia me impresionas mas con tus cronicas rtorres,pero aun mas con tu conduccion esa bajada tenia que ser la ostia,me alegro que siguieras en la vuelta y que el domingo pudieras correr.

p.d saca la segunda entrega pronto que se nos junta con las carreras del siguiente finde,un saludo rafa.

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Saludos a todos.

Enhorabuena a la organizacion y a la gente de las trialeras.

Fué un enduro de los buenos, el recorrido precioso y la organización muy bien.

No recuerdo si rode junto a alguien ya que tengo memoria de pez y vamos todos camuflados con nuestros trajes de gala.

¿No tendreis alguna foto del dorsal 14, una KTM blanca con barro?

Gracias.

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Calma….haya calma.

Me dicen que si tuviera algo roto, estaría rabiando de dolor.

Duele mucho, pero se ve que no rabio.

Voy dejando que el cuerpo se me recoloque. Pido un poco de agua; me acercan mi riñonera hecha una piltrafa.

Tras respirar hondo varias veces me levanto. Y las piernas me sostienen.

La gente está pálida; si ellos tienen esa cara, no quiero ni imaginar la que tengo yo. Hay 6 o 7 personas conmigo, y no recuerdo de dónde han salido.

Un chico me hace preguntas repetitivas, para tontos, a ver cómo estoy de afectado:

- ¿Cómo te llamas?

- ¿Cuántos años tienes??

- ¿Cuál es tu moto??

Le digo que la mía es la suya y me mira alarmado.

- Es que te la quería cambiar, que para correr mañana si no voy a tener que trabajar esta tarde…

- ¿Pero vas a correr mañana???!!!

- Hombre, ya que estamos aquí, no??

Me acerco a mi moto, entre nosotros y aunque esté mal decirlo, casi tan preocupado por ella como por mí. Se ha roto un cubremanetas, se le ha partido el plástico de una aleta y se ha girado un poco el manillar. Increíble.

Le doy al botón y arranca a la primera.

Cómo coño hacen estos trastos ???

Me ofrecen muchas veces que vienen a buscarme ahí arriba con un todo terreno, creo más que nada que por cortesía, porque ahí no subiría un todo terreno nunca. Pero decido bajar. Bueno, es que casi estoy abajo ya.

Cuando llego al pueblo me cruzo con Motolín, que ya se acojona en cuanto ve que viene tanta gente escoltándome. Le pregunto al que me ha acompañado hasta el parque cerrado:

- ¿Cómo te llamas?

- Moncho.

- Gracias Moncho.

Cuando le cuentan a Motolín mi azaña se pone a llamar a ambulancias, organización, hospitales de la zona. “Para, para, que estoy bien”. Por momentos lo veo más asustado a él que a mí.

También se acercan los chicos de Kilómetro cero y nos ayudan a enderezar el manillar, y a subir la moto al carrito. Les compro una matrícula de las pequeñas, de esas que ahora van a ser legales, pero que yo ya tenía permiso (qué más os da el tamaño de la matrícula si no paráis, capullos!...por ahí hay un post de esto muy gracioso)…

Desvestirme es un suplicio.

Se me junta el susto con el frío y estoy tiritando.

Me llaman los organizadores de la Copa tt para ver cómo estoy y si necesito que hagan algo.

Descanso, Necesito descanso.

Alfredo me insiste en que si me duele algo, si tengo ganas de vomitar, si me mareo, se lo tengo que decir. Tengo que llevar cuidado porque con cada tontería que le digo da un respingo y me dice: “vamos al hospital que te vean”. Decido callarme, pero esto también lo alarma. No sé qué hacer. Opina que nos deberíamos ir a Madrid inmediatamente.

Llegamos al hotel a eso de las 5 y media. Me he traído el neceser con el kit de las carreras, que es un neceser normal, pero con aspirinas y antiinflamatorios en pastillas y en crema.

Me unto bien y me tumbo.

Conforme me relajo van apareciendo dolores que antes no estaban localizados: en la espinilla, donde se apoya la rodillera me está saliendo un buen bulto. EL dolor del hombro ya es más intenso que el de la cadera. También me he mordido la lengua. En un dedo tengo una pequeña herida.

Descansar es lo importante. EL antiinflamatorio tiene un efecto inmediato. Me llama Mauro a ver qué tal estoy, me pregunta si voy a correr. “veremos” le digo.

Paso una tarde complicada, con pensamientos a veces de culpabilidad, planteándome si no será un poco egoísta practicar este deporte, dudando de si lo cuento a mi mujer o no. ¿qué creéis que voy a hacer, a ver??.

Me llama mi mujer....

Y no se lo cuento!. Somos endureros!

Mira, lo voy a poner en la crónica, y si lo lee, pues mala suerte, pero yo ocultar, lo que se dice ocultar, tampoco lo oculto, no???

Para la hora de la cena, ya estoy más animado. Me conozco, y sé que voy a correr; que toda la comida de tarro va a derivar en que mañana me subo en la moto y zumbo, así que mejor no gastar más energías. Tanto es así, que Motolín me ayuda a arreglar el cubremanetas y a montar otra vez la riñonera, todo con un engranaje de bridas digno del mejor diseño.

Yo es que la herramienta que manejo mejor es la brida, y también la cinta americana: la pongo donde estaba la visera del casco para que no parezca tan siniestra.

También cambio las pastillas de freno. Mordiente para las apuradas.

Han venido al hotel unos franceses con Harleys, son 4 ó 5 parejas, el más joven con 45 años, y el más viejo con 77. Son de un motoclub que se llama no sé qué, que llevan en una semana 2.000 kilómetros, y que les da miedo la lluvia por las caídas. Motolín y yo les contamos que nosotros somos de otro motoclub, que se llama Petardos, y que no se preocupen por las caídas, que ya nos las hemos llevado todas nosotros.

La noche es parecida a la de un posoperatorio. Cada vez que me muevo, me despierto de la duermevela en la que estoy, porque algo me duele. No logro dormir más de 30 minutos seguidos; noto poco a poco cómo amanece.

Me levanto un poco febril.

Hace un precioso día de enduro.

Alfredo me pregunta por última vez si volvemos a Madrid o a la carrera. A la carrera, le digo. Aunque yo no corra, tú corres, compañero.

La zona de asistencia es perfecta: espaciosa, al lado de salida y meta, de cemento…perfecta.

Llegamos de los primeros. Esto no queda muy pro, pero qué le vamos a hacer. Correca y Santi Pipol se ponen a nuestro lado, me preguntan cómo estoy, y si voy a correr.

Estoy dudando.

Casi no puedo subir a la moto, y si me caigo no estoy seguro de poderla levantar.

- Si te quedas en el monte yo voy a por ti – me dice Correca. – Tienes que correr tío, no hay otra. Vamos!

Correca es nuestro líder espiritual. Qué cojones! A qué hemos venido! Vamos a por ellos! El Torres se vuelve a sentir más vivo que nunca! Esos Petardos, Oé!

Una vez vestido, con la moto arrancada, acercándome a la parrilla, no se está tan mal. Buen ambiente. Decido ir tranquilo, dar una vuelta, dos a lo sumo. Disfrutar del día. No caerme. No caerme, por favor, no caerme.

Salimos de 10 en 10. Mi turno es el primero después de las cronos. Me coloco el tercero, casi sin querer. Esto no puede ser tan fácil. En efecto, algo no había oído y la salida era neutralizada, hasta una entrada a un camino, en donde se sale por orden de dorsal. Mauro me levanta la mano, y me sonríe en un gesto que quiere decir: “Me alegro que estés bien para salir”, y yo le hago otro gesto que quiere decir: “Buah, pues qué quieres que te cuente, bien, lo que se dice bien no estoy, pero allá vamos”.

No estoy acelerado. No hay presión. Da igual cómo quede.

Empezamos a rodar. Hay una trialera al principio, que se ha roto mucho, y de ahí ya salgo solo.

Siento el olor a carrera: tierra húmeda levantada en la senda, aceite de las 2t mezclado con aceite de las 4 t. Las carreras tienen un olor peculiar, inconfundible. Que nos violenta como a los perros de caza.

Que nos pone alerta.

Que nos recuerda la competición.

Pero yo hoy voy observando y respirando, sin prisas.

Me sumerjo en Galicia.

Ruedo suave, sin tirones.

Ya no me duele nada.

El enduro es magia. El enduro me acerca mucho a la naturaleza, me fundo con ella una vez más.

En estas, empiezo a pasar a pilotos. Bueno, bueno, bueno. Con esto no contábamos. No les grito, me acerco poco a poco y espero a que me dejen sitio. Y les doy las gracias. No levanto un poco la pierna después como hago siempre, no sea que la liemos.

En la subida a las cumbres, con la humedad de la mañana, hay bastante peña atascada; algunos parados, otros volviendo a bajar para coger inercia. Subo sin poner el pie. Nunca antes había empezado una carrera así, y está siendo uno de mis mejores comienzos. En otras circunstancias, hubiese mordido el polvo (el barro) tres o cuatro veces ya. Pero aquí me tienes, con la ansiedad a cero, sin prisa ni pausa. Por momentos pienso en lanzarme a acabar la carrera. En buscar ritmo, en ponerme a gritar, a rugir. Esto sí que sería un subidón.

Pero la bajada de espinos me pone en mi sitio. Cuando la moto empieza a resbalar y tengo que hacer fuerza con las piernas, me agoto. No me puedo arriesgar a una caída en pendiente porque no podré levantar la moto, así que decido pasar las zonas más complicadas a pie. Tardo una eternidad en bajar una zona que el día de antes bajé en menos de un minuto. Aparecen por detrás Fernando González y Suso. Dos Viejos Guerreros. Y los dos me dicen:

- Rafa tranquilo, baja tranquilo. No te preocupes nada.

Cuánto tenemos que aprender de los Viejos Guerreros, pero cuánto cuánto. Que sois todos los demás unos caga prisas, coño.

Cuando bajo los espinos, se me viene todo encima: el golpe de ayer, la noche sin dormir, el dolor, la fiebre, buf. No voy a acabar. Imposible.

Me pongo a rodar, siguiendo a Suso. Otro detalle de los Viejos Guerreros es que los pillas en las zonas fáciles, y te dejan atrás en las zonas complicadas.

La mañana es perfecta, el terreno es perfecto. Todo es perfecto para el enduro, y para mí, todo, menos ayer.

La media hora hasta los cortafuegos es para recordar, sin presión, dejándome llevar, sin arriesgar. Como las primeras carreras, en las que ya sólo salir te dejaba satisfecho. Que tampoco es que haya evolucionado mucho, todo sea dicho.

Al llegar al cortafuegos Mario Caparrós me reconoce rápido. “Anda, que ayer liaste”, “Sí señor, aquí mismo”

Así se ve desde donde está él:

mondoedo10caparros4.jpg

Me dice que me vaya a la izquierda y me salte el control.

No. Imposible. Este es el control más importante de mi vida.

Bajo palmo a palmo. Quizá media hora. Llego empapado de sudor. De verguenza, pero bajo. Mirad la estampa:

mondoedo10caparros1.jpg

Al final está uno de los chavales que me socorrió ayer: no se cree que esté corriendo. Le dice a todos que he sido el más rápido bajando eso en todo el fin de semana. Bueno, bueno. Ya está bien, que uno ha de mantener una imagen digna.

La carrera va muy separada. 130 pilotos, en un recorrido de 60 kilómetros, pues imaginad, toca a 500 metros por piloto.

Me encuentro con Teo López, otro grande de los de siempre, bregando por las subidas y recuperando rápido. Rodamos unos cuantos juntos, hasta llegar al cortafuegos de las cañerías.

Nuevo modo pánico.

Pero vamos; palmo a palmo otra vez.

Me dobla Pando, practicando sin duda un deporte distinto al que yo practico.

Cuando llega abajo se le cala la moto. Le pega tres patadas. Arranca, se pone de pie, y sale acelerando a tope con el pecho una cuarta por delante del manillar, dejando el tapón del depósito detrás del culo. Como un obús. Caray, chico.

Mi empanada ya es total. Ahora sí que me han empezado a doler los golpetazos de ayer. En una subida hay una raíz mojada. Atasco, tengo que recolocar la moto. Levantar la rueda de adelante. Cuando consigo pasar estoy al borde del desmayo.

En el bosque de ecualiptos, en el camino que parece un tubo, en el que ayer iba yo tan alegre y campechano, me doblan varios pilotos. X-men me grita: “Vamos Rafa!”. También pasa René, un poquito más tarde. Parece ser que la suya fue una de las disputas de la jornada.

Llego a meta en las últimas. Deshidratado. Con la cadera y el hombro latiéndome, soñoliento, con hambre.

Rafa Rubio me pone la pegatina para la segunda vuelta. “No puedo”. “Tienes que salir, vamos!” Uf. Va, venga. Llego a la asistencia y Santi Pipol ya está cambiado, preocupado con su rodilla (espero que estés mejorando). Le digo que no sé qué hacer. Me contesta con una gran frase:

- Te animo para que sigas o para que lo dejes, lo que tú quieras.

Decido entregar la tarjeta ya. Por esta vez ya está bien. Cuando la dejo llega Motolín, subiendo de nivel cada día.

Y nos queda Correca. En verdad como un caballero medieval después de batallar (ved su crónica que no tiene desperdicio) Competitivo, vital, risueño, bromista, después de 3 vueltas y casi 6 horas en la moto. Me maravilla. Pero este tío qué se toma??!!! 2º de veteranos b. Sí, no cabe duda: nuestro líder espiritual.

De vuelta me llaman varios a ver cómo fue la carrera. Un pro, cuando le digo que me estoy comiendo el tarro y tal, me dice: “Qué va, eso es normal. Cuando te das un buen galletón lo primero que haces es pensar en dejarlo, y en tu familia y tal. Pero en esos momentos es mejor no pensar. Lo mejor es salir cuanto antes y volver a ir rápido, y ver que no pasa nada. Y ya en cuanto te vuelvas a caer, lo habrás superado. Esta semana quedamos, ya verás. Eso no es nada, no pasa nada.”

Eso nada, no pasa nada.

Esto es enduro!

Cuando llegamos a mi garaje le doy un abrazo a Motolín, y las gracias de corazón. Ha cargado y descargado mi moto 4 veces. Ha estado dispuesto a volverse a Madrid 3 veces, pero además de verdad. Ha sufrido por mí.

- Por tratar con gente como tú, merece la pena ir a las carreras.

Se lo dije aquel día, y se lo repito hoy. Gracias compañero. Sigo en deuda contigo.

En esos momentos ya he decidido que lo de la caída y tal, pues que tampoco se tiene que airear mucho en casa. A ver cómo me lo hago.

Mi mujer me mira la cara en cuanto entro y me dice: “Qué ha pasado??” “Nada, nada, eso no pasa nada”… Me voy a la ducha, y cuando salgo, me visto todo lo rápido que puedo, que la cosa se empieza a amoratar. Pasa de refilón:

- Qué te ha pasado??

- Nada joder

- Te has caído

- Siempre me caigo

- Me ocultas algo

- Quién yo?

- Sí

- No

- Sí

- Que no, déjame un segundo, que ya voy…

Creo que voy a tener que usar la táctica de hacerme el enfadado para salirme por la tangente. Espero no tener que coger a las niñas en brazos, porque voy a tener que claudicar. Voy a ver si paso desapercibido, y me voy a dormir pronto, que vengo cansado. Andar sin cojear me provoca suspiros ahogados, pero resisto. Lo peor ya ha pasado… Buenas noches…

Qué cosas tiene esto del enduro, eh?

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Que buena cronica Rafa!! Lo describes tan bien que es como haberla corrido, gracias.

Me alegro que quedara el susto en eso y que pudieras correr el domingo que pa eso "somos endureros" :wink:

Saludos

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Chapeau. Yo soy muy novato, pero leer tus cronicas me da una envidia y afan de superacion, para atreverme a ir a las carreras. Luego nos montamos en la moto, volvemos a la realidad y veo que me queda mucho para poder terminar una carrera, pero todo llegara. Mientras cojo moral con tus cronicas. Un saludo y que te mejores.

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Rafa, una crónica memorable como todas las tuyas. A mi también me iba doliendo todo a medida que iba leyendo tu crónica. Estupenda una vez mas.

Y como bien dices, una suerte tener a Motolin a tu lado.

Un abrazo a los dos.

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Muy buena la cronica!!!

Tio eres un crack!!! despues de caerte de esas maneras aun sales el domingo!!! no m quiero ni imaginar la caida, porque con la pendiente que tenia ese cortafuegos :shock:

Bueno espero q ya vayan desapareciendo los moratones!!!

Saludos!!

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Rafa me alegro que no fuese tan grave la caida como podia haber sido.

animo que eso no es nada para un tio duro como tu.

cuando te recuperes de tus dolores, te recuerdo que tenemos pendiente una sesion de entrenamiento (a ser posible antes de que vuelvan los calores).

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