Nos pisan una vez más: otro enduro suspendido. By Buds.

Realmente vivimos en un mundo extraño. La mayor parte del tiempo lo pasamos convencidos de que el mundo actual en el que nos ha tocado vivir no está nada mal. A ninguno de nosotros nos ha tocado pegar tiros en ninguna trinchera, como si les tocó a nuestros abuelos, a ninguno de nosotros nos ha tocado vivir una dictadura, como si les paso a nuestros padres, ninguno de nosotros sabemos lo que es el hambre (aunque existe en este país mucha gente que pasa hambre mientras miramos hacia otro lado). En definitiva, parece que nos ha tocado vivir en un momento de placido bienestar social.

A cambio del bienestar, tan solo se nos plantea una obligación. Vivir exactamente de la forma en la que un determinado grupo social, al que llamaremos casta dominante, ha decidido que debemos vivir. Y de esta forma, se ha decidido, por esta casta dominante, que debemos vivir anclados a un préstamo hipotecario para ser controlados por una entidad financiera, se ha decidido como debe ser nuestro ocio, basado en el modelo centro comercial en el que debemos quemar lo que quede libre de nuestro salario después de la hipoteca. Han definido lo que debemos creer, como debemos educarnos, el tipo de telebasura que debemos tragar etc…

La triada de la casta dominante está compuesta por tres elementos (el cuarto, los de la religión han perdido su lugar en la casta superior, aunque siguen peleando como perros rabiosos intentando mantener su cuota de poder y por supuesto, de ingresos). Son la clase política, la clase funcionarial de alto nivel, y la clase financiera (los de los bancos y cajas de ahorro). De estos últimos no vale la pena ni hablar. En tiempos más heroicos y honrados, a determinados altos directivos de entidades financieras, después de haber hecho lo que han hecho, se les hubiese quemado vivos y después se hubiesen colgado sus restos de un poste en la plaza mayor de cualquier pueblo. Tan solo, un ejemplo. Los altos y medios directivos de una entidad cualquiera, como pueda ser CCM, se han venido embolsando pluses absolutamente millonarios mientras llevaban a la entidad financiera a su ruina. Ahora, el gobierno (es decir, el gobierno español, con la pasta que nos roban a todos los españoles a base de multas e impuestos) a acudido raudo al rescate. Y con esa pasta, pagada por todos nosotros, se siguen pagando los cientos y cientos y cientos de miles de euros de los pluses y bonos de los directivos. Y mientras, el españolito medio, sigue atontado mirando los éxitos del real Madrid, o la prensa del corazón, o la telebasura, o cualquier otra cosa que le vendan para que no piense en cómo le roban sus esperanzas cada día.

Yo, por suerte, como muchos de vosotros, tengo mi vía de escape. Vivo un deporte que no es de masas, que no es socialmente aceptable, que no suele salir en la tele, que no le importa a casi nadie. Yo monto en moto de campo. Y salgo a la montaña los fines de semana, y corro carreras de enduro y motocross. No soy mas listo, que nadie, pero tengo una pequeña parcela de libertad individual, de actividad que nadie me ha impuesto. Vivo mi vida como me gusta vivirla, disfrutando de un deporte que no es objeto de charlas de bar (gracias a dios), que es exigente físicamente, que es solo para iniciados y chalados como yo. Vivo un deporte que no es de masas, que supone una elección personal no inducida por los medios de comunicación. En muchos casos, esas entidades financieras comandadas por sinvergüenzas de las que hablaba, han financiado mediante sus maravillosos préstamos personales las motos con las que salgo a la montaña. Así que bueno, dentro de lo malo, son parte del sistema.

Mi problema, es que existen las otras dos castas dominantes. Funcionarios y políticos.
Los políticos, dicho desde el cariño, son seres humanos despreciables. Me gustaría poder decir algo agradable de un político, ya que durante algunos años he tenido que trabajar con políticos de diferente y variado pelaje o nivel, y pertenecientes a toda la variedad de opciones que actualmente se nos presentan. He trabajado con muchos políticos locales y autonómicos. Y sea cual sea el partido al que pertenecen, todos tienen algo en común. Son gente despreciable. Son egocéntricos, no les importa nada ni nadie más que ellos mismos y el cazo que llevan atado a la espalda. Nunca he conocido un político al que le preocupen realmente las necesidades de los ciudadanos. Hay dos tipos de políticos, los que pregunta eso de «¿Cuánto me llevo yo?», que son los que últimamente aparecen en las noticias diciendo eso de «¡¡nosotros NO!!… es un complot… etc (sean del partido que sean), y los que se preguntas «¿Cuántos votos voy a sacar de esto?». Porque la gran necesidad de un político de pro es estar pegado al sillón todo el tiempo que pueda, conseguir los favores suficientes para asegurarse una vida cómoda en un futuro y no tener que trabajar nunca para ganarse la vida.

Por otro lado está la clase social dominante del funcionario. Aquí sí que hay que hacer un inciso. Hay gente con ganas de currar, que saca su trabajo adelante, y que pelean por que su función pública sea honrada y digna. Pero también están todos esos sinvergüenzas que tan solo les preocupan sus días moscosos, sus apaños para recargar el sueldo, sus rencillas personales, sus odios particulares.

Este fin de semana, funcionarios y políticos se han puesto de acuerdo, sin saber ni siquiera muy bien ni como, para volver a hacer daño a nuestro deporte. Este fin de semana, ciertos políticos y funcionarios han dado un golpe al deporte de la moto de campo en la Comunidad de Madrid que podría ser casi definitivo. Este fin de semana, este viernes por la tarde, sinvergüenzas que viven de nuestros impuestos, actuando con la cobardía y alevosía que les caracteriza, han destruido las ilusiones de un grupo humano que tan solo quiere vivir sus sueños de la forma que siempre han querido hacerlo. Este viernes por la tarde, sin dar tiempo a reaccionar, sin dar la mas mínima oportunidad a todos los que llevan meses trabajando para sacar adelante una carrera de enduro en la Comunidad de Madrid, un grupo de mala gente, han comunicado la suspensión de la carrera de El Molar, perteneciente al Campeonato de la Comunidad de Madrid de Enduro. Este viernes han jugado con la ilusiones y con el dinero de un grupo de deportistas que llevaban mucho tiempo poniendo todas sus esperanzas en esta carrera.

Y lo más triste no es que nos haya robado nuestras ilusiones, nuestro tiempo, nuestro esfuerzo y nuestro dinero. Lo más triste, es que aquí no pasa nada. En este país de pandereta nuestros políticos y funcionarios siguen haciendo lo que les sale de los intestinos sin necesidad de justificar mínimamente el daño que causan. En este país, el lunes, ningún periódico, ningún informativo televisivo hablará de que determinadas personas que cobran con cargo a presupuestos públicos se han cargado el trabajo de un grupo de deportistas. El lunes, lo importante seguirá siendo si a Raúl le duele la pestaña izquierda, o el nuevo fichaje atontante del deporte de masas. Esta próxima semana, esos que cobran del dinero de todos, volverán a cobrar sus maravillosas nominas sin tener que pensar ni un segundo en el daño que han causado, porque SABEN que nadie les va a pedir cuentas, que a nadie le importa un carajo un grupo de deportistas de un deporte minoritario. Esta semana, esos que engordan gracias a nuestro dinero seguirán durmiendo sin remordimientos, sin ni siquiera pensar un segundo en nosotros, porque SABEN que no va a pasar nada. Que no somos nada.

Este viernes, los de siempre han vuelto a causar todo el daño que han podido. Lo han hecho con alevosía y la peor de la mala baba. A última hora, para que no podamos reaccionar. Para que no podamos ofrecer alternativas. Han despreciado el trabajo de mucha gente, y se han reído de las ilusiones de muchos pilotos y aficionados a nuestro deporte.

En este Madrid «olímpico» que ha quemado cientos y cientos y cientos de miles de euros contratando a empresas para los fastos de preparación de esas olimpiadas que tanto dinero dejan a unos pocos. En esta Comunidad de Madrid en la que no existe un circuito de velocidad en la que los futuros pilotos puedan formarse, en la que no existe un apoyo institucional a ningún circuito de motocross, en la que nuestros organismos dirigentes solo se acuerdan de nosotros cuando tienen que sacarnos la pasta con impuestos, multas y recalificaciones. Los políticos y funcionarios, han vuelto a darle la espalda al deporte y a las ilusiones de los deportistas. Solo les importa el «deporte» en función de cuanta pasta les pueda reportar. Solo les importa el «deporte» en función de que obras puedan adjudicar. Solo les importa el «deporte» para ver en que foto pueden salir.

Esta próxima semana no va a pasar nada. Posiblemente no estaremos en la puerta de ese ayuntamiento esperando a ese alcalde para preguntarle que favores son los que le han llevado a causar tanto daño. Posiblemente no demandaremos judicialmente a ese responsable que mando el fax destruyendo el trabajo de tantos a una hora en la que ya no había posibilidad de recurrir ni de buscar alternativas. Posiblemente no haremos nada. No haremos nada más que echarnos la culpa unos a otros, por que nunca seremos capaces de unirnos contra nuestro enemigo común.

A esta hora debería estar preparando la moto y las cámaras de fotos para ir a disfrutar de un fin de semana de carreras en nuestra maldita Comunidad de Madrid. En lugar de ello, estoy en casa preguntándome porque nos odian y desprecian tanto. A esta hora, mis amigos están en la montaña quitando el marcaje de la carrera que tanto esfuerzo les costó sacar adelante. A esta hora, muchos de mis amigos están desmontando los neumáticos ecológicos que tuvieron que comprar para esta carrera. A esta hora, muchos motoristas de montaña están saliendo al monte a jugársela con el seprona.

Nada ha cambiado.

Buds.

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