Misión cumplida: Laia Sanz termina en el top 15 su sexto Dakar

SANZ LAIA (spa) KTM ambiance portrait during the Dakar 2016 Argentina,  Bolivia, Etape 8 / Stage 8, Salta - Belen,  from  January 11, 2016 - Photo Florent Gooden / DPPI

SANZ LAIA (spa) KTM ambiance portrait during the Dakar 2016 Argentina, Bolivia, Etape 8 / Stage 8, Salta – Belen, from January 11, 2016 – Photo Florent Gooden / DPPI

Los tres últimos días tuvo que pilotar con fiebre por unas anginas y con un esguince de clavícula tras una caída, pero sacó fuerzas de flaqueza y logró terminar el rally en una heroica decimoquinta posición.

Pese a superar la primera mitad de la prueba con opciones de terminar entre los diez primeros, una recalificación por parte de la organización, primero, y un problema técnico, después, le han impedido superar la novena posición lograda en 2015.

«Antes de empezar hubiera firmado un resultado como éste pero después de cómo ha ido todo creo que hubiera podido estar más adelante».

Laia Sanz ha vuelto a terminar el Rally Dakar ¡y ya van seis consecutivos! O lo que es lo mismo, un cien por cien de participaciones acabadas, una estadística fuera de lo común en el rally más duro del mundo. La piloto de KH-7 y el KTM Factory Rally Team ha demostrado nuevamente que los impedimentos tienen que ser gigantescos para privarla de alcanzar la meta. Esta vez, ni siquiera unas anginas y un esguince de clavícula han podido evitar que subiera al podio de Rosario como mejor mujer en motos -por sexta vez- y en 15ª posición absoluta, tras escalar un puesto en la última etapa, disputada este sábado.

No ha sido un Dakar fácil para Laia Sanz y ya lo pronosticó antes de empezar. «Terminar entre los 15 primeros es mi objetivo», decía una y otra vez a los que le reclamaban un podio o un top cinco, un desafío excesivo en una edición que contaba con una nómina de «20 o 25 pilotos, varios de ellos campeones del mundo de enduro o motocross, con posibilidades de ganar etapas», señala. A pesar de eso, y de que el recorrido del Dakar 2016 le era poco favorable, con pistas rapidísimas, muy poca arena y casi sin dificultades de navegación, Laia demostró que podía estar entre los mejores.

«El nivel este año ha sido brutal, pero sobre todo porque ha sido una carrera muy rápida. Los días que hubo navegación vimos un Dakar distinto y con más etapas así habrían cambiado mucho las cosas. Eso me hace ser optimista porque sé que puedo estar más arriba», explica la de Corbera de Llobregat.

Laia empezó el rally con un ritmo muy sólido, manteniendo el tipo, sin perder tiempo con el fin de llegar a las etapas complicadas situada entre los quince primeros y cerca del décimo: «Fui rápida, más de lo que pensaba que iría respecto al resto de pilotos de delante, pero manteniendo un margen. No quería tener ningún contratiempo que fastidiara mis posibilidades de cara a la segunda semana».

Las posibilidades de mejorar el noveno puesto que logró el pasado año -el mejor resultado para una mujer en la historia del Dakar- se desvanecieron en sólo tres días de infortunio. Todo se complicó en la novena etapa, cuando una reclasificación por parte de la organización, tras suspender una parte del recorrido, hizo que la de KH-7 pasara de estar a 13 minutos del décimo a quedar desplazada a 50 minutos. «La organización tuvo que tomar una decisión y la que tomó fue injusta conmigo y condicionó mi carrera, pero no quiero pensar más en ello».

Lo peor llegaría al día siguiente, en la décima jornada de competición, en pleno desierto de Faimbalá. Tenía que ser una de las etapas propicias para Laia Sanz, con arena y mucha navegación, pero un problema con el agua del radiador de su moto le hizo perder más de una hora y media respecto a la cabeza de carrera. «Lo del día anterior con la recalificación me hizo salir retrasada y te encontrabas las pistas muy mal con el paso de los cinco camiones y los diez coches que empezaban entremezclados con las diez primeras motos. Ahí tuve una caída por un pedrusco que estaba escondido bajo la arena. Todo eso influyó e hizo que la moto se calentara, hay que recordar que las temperaturas eran extremas. Me quedé sin agua en el radiador y tuve que rodar a baja velocidad y reponiendo agua. Acabé muerta por el desgaste y eso lo pagué al día siguiente físicamente. En cambio la KTM 450 Rally demostró que es muy fiable. El motor siguió como si nada», recuerda.

No acabarían ahí los contratiempos de la 17 veces campeona del mundo. En la 11ª etapa, tras el esfuerzo de Fiambalá, cogió anginas y se vio obligada a pilotar con fiebre y mareos. Fue entonces cuando sufrió una fuerte caída que le provocó una distensión de ligamentos (esguince acromio-clavicular) de grado dos en la clavícula derecha. Laia Sanz sacó fuerzas de donde no las había y no sólo logró terminar la carrera, demostrando su enorme voluntad y resistencia, sino que además lo hizo en decimoquinta posición. Un resultado que, siendo bueno, no refleja el potencial de la mejor piloto de motos de todos los tiempos.

«Antes de empezar hubiera firmado un resultado como éste pero después de cómo ha ido todo creo que hubiera podido estar más adelante. En el Dakar no siempre puede salir todo bien. Es una carrera muy larga. Ha pasado de todo pero aún así he estado bien clasificada y con buenas sensaciones. Estoy contenta porque terminar seis de seis Dakar no es nada fácil. Ahora, a descansar y luego, a pensar en lo que hay que mejorar y a empezar a pensar en preparar el siguiente», concluye.

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