Entrevista Victor Rivera

-¿Cuando comenzo tu afición por las motos?

La verdad es que me crié montado en una. Mi madre iba con una Derbi Variant a todas partes y me llevaba de pie delante de ella, agarrado al manillar.

-¿Quien te inspiro a ella?

 

El momento en el que comprendí que aquello me encantaba fue cuando Victor Fontoba, uno de mis mejores amigos, y que ya no está con nosotros aunque no hay día que no me acuerde de él, me dejó la moto que su padre Antonio le había preparado, no se que años tendríamos pero nuestras madres aún tenían que limpiarnos los mocos.

 

Victor iba a pasar unos días en verano al campo con sus padres y su hermana. Yo me acercaba cada día en bici a dar la tabarra, recuerdo que íbamos todos los días a bajár por la acequia todos montados en una cámara de rueda de tractor, lo pasábamos en grande.

 

Fue entonces cuando ideamos un plan infalible para hacerme con una moto;

Hacerle la vida imposible a mi padre para que sacara una moto vieja que había en un rincón del almacén llena de polvo y telarañas, y es que él había sido aficionado de joven hasta que se rompió el fémur.

 

Así empecé a hacer salidas con mi padre, el con la Ossa 350 y yo con la Derbi de mi madre. Cada vez la cosa fue a más y a más.

Quizás le deba a Victor todo lo que ha venido después, ya que gracias a él llevé una moto yo solito por primera vez.

 

– ¿Que otros hobbies tenías en tu infancia, y actualmente?

 

Ir con la bici a todas partes, principalmente al río a bañarnos, a perdernos por los caminos y a hacer gamberradas, cosas de la niñez.

También patiné una buena temporada, me ponía los patines por la mañana al levantarme y me los quitaba para acostarme, vamos, todo lo relacionado con ruedas, velocidad y libertad.

Lo dejé cuando instalaron el half pipe porque íbamos allí y no nos movíamos en todo el día, a mi me gustaba moverme por todas partes y en una rampa de hierro no se viven muchas novedades ni aventuras.

 

Actualmente, lo que más me gusta es viajar y aprender de lo que me puedan ofrecer otras culturas y otros lugares, y sí yo puedo aportarles algo mejor que mejor.

Sigo montando en bici, otras cosas y pasando buenos ratos con buen@s amig@s, haciendo lo que nos gusta, disfrutando de la vida.

 

Últimamente, Raúl Lahuerta me lió para que corriera en moto de agua y la verdad es que me fue tan bien que fui subcampeón regional el año pasado y me dijeron que sí no hubiese faltado a la última carrera habría sido campeón!!!

Pero me coincidía con una expedición a África y preferí lo segundo. También estuve mucho tiempo navegando en el Mediterráneo, el Atlántico y por supuesto nuestro «Mar de Aragón» con Raúl y su buena gente. ¡Ya no puedo esperar para volver al agua ahora que empieza el buen tiempo!

 

– Si no te hubieras dedicado a las motos…¿A que otra actividad te habría gustado dedicarte?

 

Pues la verdad es que no lo había pensado en profundidad, pero seguro que algo relacionado con el deporte y la aventura o la ayuda humanitaria, de hecho no descarto algún viaje en el que pueda aportar algo en lugares y gente que lo necesiten, paso tiempo en lugares remotos de África y me encanta poder ayudar a quien realmente está necesitado.

 

También tengo en «mi lista de locuras por hacer antes de morir» un iron man, subir al Everest, ir de Alaska todo al norte a tierra del fuego en Chile todo al sur, y muchas cosas así que no pararía de contar.

 

– Las motos te han hecho viajar como ya sabemos. ¿A que lugares te ha llevado esta afición?

 

Ufffff un montón.

 

Para empezar España entera de arriba a abajo y de lado a lado, incluso las islas y siempre por dentro y fuera de carretera, con todo lo que eso conlleva y su variedad de terrenos, tardaría una eternidad en contarlo todo por lo diferente que es España según en que parte estés…

 

El precioso Algarve Portugués…

 

A cruzar el frío, helado y a veces nevado Atlas del norte de Marruecos, a surcar sus plateaus (interminables llanuras) y pequeños ergs (mares de dunas) así como los impresionantes chotts (lagos secos) como el Iriki y otros terrenos en el caliente sur…

 

A atravesar los lugares inhóspitos del Sáhara Occidental desde la misma orilla del mar en el oeste al desierto que se extiende hacia el este…

 

A los impresionantes paisajes Mauritanos, con muchísima arena y dunas, pero también montañas gigantes de piedra oscura, acantilados y valles que te quitan la respiración al alzar la vista…

 

Mali, Burkina Faso, las selvas y ríos de Guinea Ecuatorial, la sábana senegalesa con los preciosos baobabs y cantidad de animales, sus playas de arena blanca repletas de pueblecitos pesqueros, el Lago Rosa de Dakar…

 

Desiertos como los de la película «océanos de fuego» en Arabia, donde hace un calor abrasador…

 

A las pirámides y la esfinge de Egipto, testigo de la salida del Rally de los faraones, así como a sus famosos oasis, donde eran los campamentos, los baños de Cleopatra, después al museo de El Cairo…

 

A cruzar Brasil, por dentro de sus inmensas selvas y ríos, en los que a veces no se ve la otra orilla y parece que estés en la orilla del mar, hasta las dunas de la costa este del continente americano.

 

Las 1000 millas de Baja California, desde Tjuana a La Paz pasando por desiertos, bosques, costas, llanuras, talqueras… Viendo tanto el amanecer en Ensenada como la puesta de sol en el mar en carrera…

 

La montañosa Toscana Italiana, la radical y preciosa isla de Cerdeña…

 

También me han llevado a Londres, aunque de manera indirecta y también es allí donde he pasado una de las mejores temporadas de mi vida, estuve un par de años yendo y viniendo.

 

Y algún sitio más… Pero lo dejamos aquí que esto parece una enciclopedia jeje

 

Algo muy especial son las gentes y sus costumbres de allí donde vas, lo mejor y de los que mas he aprendido es de la gente que no tiene pertenencias y precisamente los que menos tienen (hablando de lo material) son los que más te dan, te ofrecen y te dan todo lo que tienen, que a veces solo es un té, un plato de arroz, una alfombra para dormir o el único pollo que les queda para comer en mucho tiempo, es impresionante y sobre cogedor ese sentimiento. Y es por eso que no tienen nada material; ¡porque lo comparten todo!

Por otro lado tienen mucho de lo que el dinero no puede conseguir y son realmente felices.

!Hay que aprender de esta gente para ser feliz!

 

-¿Recuerdas alguna experiencia un tanto desagradable que te haya ocurrido con el mundo del motor? (Si es así desarrollala)

 

Alguna que otra como lesiones fuertes, la más fea en el Dakar 2007 en la etapa que se supone que pasábamos de Mauritania a Mali haciendo Nema – Bamako aunque se decidió hacer un bucle Nema – Nema y no entrar en Mali porque había amenaza de ataque terrorista.

Allí tuve una caída fea en la que me hice mucho daño en la espalda, fue al principio de la etapa pero conseguí acabarla y después de 5 horas agonizando llegué al final, me examinaron en el hospital móvil hinchable, pruebas, radiografías y salió el médico con las manos en la cabeza diciendo que me tumbara y no me moviera, que andaba de milagro y que llevaba la espalda partida, me repatriaron a España y estuve 6 meses recuperándome, aunque volví, me superé y fui campeón del mundo.

Había que aprovechar esa segunda oportunidad que se me había dado en la vida.

 

Pero sin duda, lo más desagradable es cuando muere un compañero. Cuando se nos fue Fabrizio Meoni yo quise que la tierra me tragara. No me lo podía creer, meses atrás tuve que recoger a Richard Sainct sin vida en Egipto, luego nos dejo José Manuel Pérez en el Dakar y te deja tocado, pero con lo de Meoni estallé, le tenía un cariño especial, era «el padre de los motoristas» yo tendría 22 años y el unos 44 creo, era el más experimentado y muy buena persona, yo lo quería mucho.

 

Vi que lo evacuaban en helicóptero a mitad de etapa Atar – kiffa pero nunca imaginé que sería nada grave.

Cuando termine la etapa al límite de mis fuerzas y me dijeron en el control de llegada lo sucedido no me lo podía creer, me arrastre detrás del camión de la organización y allí de rodillas y con la frente en el suelo rompí a llorar como nunca lo había hecho, que angustia, que malestar, que agonía, me ahogaba, ¿pero qué estábamos haciendo allí?

Al rato saqué el teléfono satelital y llamé a casa, lo cogió mi padre llorando, lo había visto en las noticias. -Sal de ahí Victor, sal hacia la capital coge el primer vuelo y ven a casa. Me dijo llorando yo no podía ni hablar de la angustia.

 

Al final me repuse y fuimos continuando todos muy afectados, la vida sigue y hay que ir hacia delante.

Sin duda lo peor es cuando se nos va un compañero.

Fabrizio anunció en Lisboa, antes de salir, que iba a ser su último Dakar, aunque nadie nos imaginábamos que acabaría así.

Por desgracia, cada año se nos va algún compañero, pero nos queda el consuelo de que se van haciendo lo que más les gusta.

 

-Ahora para quitar el mal sabor de boca con la experiencia anterior, ¿podrías recordar e informarnos de una experiencia gratificante?

 

*Precisamente ayer solté algunas lágrimas dentro del casco al emocionarme pensando….. Al final de la entrevista lo cuento…*

 

Como experiencias gratificantes mil…

 

La llegada lago rosa de Dakar es muy emocionante por lo vivido antes y durante la aventura.

 

Proclamarme campeón del mundo con las pirámides de Egipto como testigos tras de recuperarme de la lesión de espalda, después de que me dijeran que podía que no volviera a andar.

 

Brasil es de los mejores recuerdos que tengo porque el primer día de carrera se rompió el motor y pensaba que abandonaba,la moto justo andaba y aguanté como agarrado de un hilo 11 días, parando mucho a echar aceite, con muchísimo cuidado, con el motor fallando, le hablaba a la moto, paraba el motor en las cuestas abajo, la empujaba, la acariciaba…

 

Y cuando me di cuenta estaba cerca de Natal, en un pueblecito pesquero a la orilla del mar, esperando a que la chica de la gasolinera me repostara, era un sitio súper antiguo, de esos que casi hay que darle a una manivela para que salga gasolina. Recuerdo que sonaba en una viejísima radio «Same mistake» de James Blunt y me emocione al oír tan dulce voz, recordando por todo lo que había pasado para llegar hasta allí, no me lo podía creer, ¡HABÍA LLEGADO HASTA EL FINAL!

 

Otra experiencia enriquecedora fue la grave lesión de espalda, puede ser de lo mejor que me ha pasado porque eso me hizo recapacitar, pensar y coger con más ganas la vida, ya que tenía otra oportunidad para vivirla plenamente, para aprovecharla y aquello me hizo darme cuenta.

 

Fue algo así como lo que le paso a Lance Armstrong con el cáncer, que después de estar prácticamente muerto, resurgió siendo mejor, el mejor. Recomiendo leer su libro «Mi vuelta a la vida».

 

– Como ya sabemos tu afición ha sido una alfombra roja de triunfos ¿Cuando comenzo tu primer triunfo?

 

Mi primera victoria fué en el motocross de Mallén, en el año 2000.

Esa fue la primera temporada que me tomé en serio y de ahí fui a más y más y más.

 

– ¿Que sientes respecto al camino que has recorrido y el que te queda por recorrer?

 

A veces pienso que lo he hecho todo en esto de las motos de campo, pero siempre surgen nuevos retos, desafíos o cosas nuevas que me apetece hacer.

La verdad es que no pienso mucho en el futuro porque sí lo haces no vives el presente.

 

Bueno Victor hasta aqui llega nuestra entrevista, Un placer y que sigas alargando tu alfombra roja de triunfos.

 

A continuación tienes un espacio para ti, puedes decir lo que desees.

 

*Precisamente ayer solté algunas lágrimas dentro del casco al emocionarme pensando en como se ha volcado la gente en hacer lo posible para que corra en Italia, es increíble lo apoyado y querido que me siento.

 

Sí, así es, aún no lo había anunciado oficialmente pero me voy a correr el Campeonato del Mundo de Bajas que empieza en Pordenone.

 

La locura máxima es que lo decidí solo diez días antes de la carrera, no os podéis imaginar lo que cuesta hacer el trabajo de meses en solo una semana.

 

Estaba haciendo el rodaje a «pequeña» mi nueva 450, que ktm y Motocaspe han puesto a mi disposición, y recordando como he llegado a este punto, todo lo vivido desde mis inicios, el enriquecimiento como persona y la realización que me ha dado esto, todas las experiencias que atesoro, los lugares visitados, la gente conocida, el apoyo de la gente y con toda la satisfacción que eso me supone ha sido imposible contener las lágrimas.

 

La verdad es que no estoy preparado, ya me fui a hace un par de meses a Dakar sin estar al 100% por una caída muy fuerte que tuve con la bici por la carretera en la víspera de Navidad, todavía no se como fue, sólo que aparecí en la cuneta con el casco partido, lleno de golpes y la bici destrozada. Así pues tuve que guardar reposo y no pude entrenar más. Me fui a África y utilizando mucho la cabeza, en lugar de la fuerza física que me faltaba, salí exitoso de la aventura.

 

Esto no lo había dicho para no asustar a mi gente, pero en la etapa Akjout – Nouakchott me relajé en exceso, baje la guardia y de repente me encontré rodando por los suelos, arranqué los aparatos de navegación con el pecho, me di un fuerte golpe en la rodilla y en la muñeca. Me retorcí de dolor un tiempo en el suelo, me repuse con calma, puse la moto en su sitio y continúe poco a poco, con la tranquilidad de saber que llevaba unas seis horas de ventaja.

 

El golpe en el pecho repercutió en que el esternón me desplazó las costillas hacia la espalda y una de ellas me provocó daños allí donde encaja con su respectiva vértebra, pero bueno, nada que no pueda aguantar.

 

Pues bien, al volver y mirarme bien me recomendaron reposo absoluto y así lo hice hasta ahora, con lo cual mi estado físico no es bueno para correr, y mucho menos en un campeonato del mundo, pero vamos ¿que se le va a hacer? Hay que intentarlo.

 

Para correr un mundial, la federación te exige un reconocimiento médico con prueba de esfuerzo entre otras muchas cosas y la verdad es que me ha salido floja por el reposo; capacidad pulmonar reducida, aumento del peso graso, perdida de fuerza y resistencia, vamos que estoy flojo.

 

Como las lesiones aún me molestaban decidí ir a ver a Tomás Bernal al Centro Alternativo Kyoku-Tao. ¡Ojalá hubiera ido antes!

Mano de santo, ni rastro de los dolores.

 

También hay que sumar a las prisas que no tenía moto para el mundial, ya que sólo se corre con motores de 450 y mi «pelirroja» es una 500.

Así pues, moví unos hilos y obtuve el apoyo de ktm a través de Motocaspe.

El problema era que la moto tenía que venir de Austria y que iba a llegar justo el día que marchábamos a Italia, entonces Pepe buscó una en un concesionario próximo y así pudimos hacer el cambio y rodar la moto unos días.

 

Bud Racing España me ha preparado las suspensiones a última hora y es para quitarse el sombrero el trato que me han dado, aunque me hubiera gustado tener tiempo para probarlas.

 

Otro jaleo ha sido tener que rodarla y acostumbrarme a ella y no ha sido posible ponerla a punto porque las piezas que necesitaba no han llegado a tiempo, pero aún así haremos lo que podamos con lo que tenemos.

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